por Laura Blanco
Tres historias inquietantes conforman Miedo de noche (Editorial Primera Sudamericana, Colección Pan Flauta) así como también, dos notas de los autores. Allí, Ana María Shua reflexiona sobre la dificultad de escribir historias de miedo para lectores que ya han visto demasiados monstruos.
Por eso decide incursionar en “las misteriosas posibilidades del mundo y de la mente”: mundos paralelos, sueños premonitorios y extraños amigos invisibles pondrán en duda las certezas que los jóvenes lectores hayan llegado a construir.
Los niños que protagonizan estas historias descubren que el universo es mucho más misterioso de lo que creían y que cosas que parecían imposibles, pueden ocurrir al atravesar la más familiar de las puertas.
Las ilustraciones de Gustavo Aimar refuerzan el extrañamiento que nos provocan estas historias a través de contrastes de valor, asimetrías, texturas, proliferación de líneas y círculos. Las sombras parecen alargarse y adueñarse de la página así como lo hacen los temores de los protagonistas. Estos dibujos provocan la sospecha de que quizás el ilustrador visitó alguno de esos mundos extraños: los personajes se parecen y no se parecen a seres de este mundo. Habitan esa delgada línea entre lo conocido y lo extraño.
Se trata, en definitiva, de un libro para valientes. Para aquellos lectores que ya se animan a dejarse llevar por las historias en soledad, o para compartir, a través de una voz familiar que ayude a transitar el miedo acompañado. Sea como sea, no se recomienda leer este libro antes de dormir. O tal vez sí, a la luz de una pálida lámpara que alargue las sombras de la fantasía.
Cabe señalar que la autora, Ana María Shua, será una de las invitadas de lujo en las próximas Jornadas “La literatura y la escuela” a realizarse los días 28 y 29 de junio. Más información: http://jitanjafora2019.blogspot.com/
(*): Integrante de la ong Jitanjáfora